La palabra en el tiempo 101

España es diferente, fue el eslogan publicitario en los años sesenta, siendo ministro el irrepetible Fraga Iribarne, para hacer propaganda del turismo con playa y sol de la nación. Se difundía en ingles por toda Europa. “Spain is different”. Tuvo mucho éxito, cambió la imagen de España. Se trataba de hacer frente a otro dicho, de nuestros vecinos chuavinistas; valiéndose de la leyenda negra, nos decían que “África comenzaba en los Pirineos”. Cincuenta años después este latiguillo ha tomado más bien un cariz negativo. Se cita aludiendo a diferencias estrambóticas o distorsionantes analizando lo que sucede en esta piel de toro con relación a otros países del entorno europeo.
Dentro de estas anomalías, podemos citar hoy lo de la enseñanza. Padeciendo uno de los mayores índices de fracaso escolar, no somos capaces de elaborar una ley que supere este problema. Puede más lo partidista e ideológico. La enseñanza más que como bien común se le utiliza como arma. La última reforma ha levantado hasta la protesta de los intelectuales, que estaban muy callados. Lo curioso es que se suele poner como ejemplo el sistema educativo de Finlandia, pero ese ejemplo no se imita. En concreto, allí se cuida la enseñanza de la religión, de todas las religiones, según la elección de las familias. Es más, se tiene como una de las claves del éxito educativo en valores sociales y personales. Aquí, cada ley reformada que sale es más restrictiva. Con los dirigentes actuales no hay esperanza de cambio. También en el área de las humanidades se sufre el mismo recorte. Sí, Spain is different.
El próximo domingo, 4º de Pascua, en el evangelio de San Juan se alude brevemente a la parábola del Buen Pastor, una imagen muy simbólica e idílica para expresar quién es Jesús para nosotros. Nos invita a escuchar su voz y luego, con libertad, a seguirle. Los que lo han hecho con fidelidad a lo largo de la historia y han recibido su enseñanza tejida de valores humanos, nos han dejado un mundo mejor.