Los catequistas tenemos un pequeño grupo sinodal. Yo lo estoy disfrutando mucho, sólo somos 6 pero tenemos repredentadas todas las edades estados civiles y religiosos.
Al principio yo no entendía muy bien por qué era necesario un sinodo de la sinodalidad, pero, ya desde la primera reunión, me voy dando cuenta que este sínodo va a a servir para aprender a caminar todos juntos como Iglesia.
Rezar juntos, hablar y debatir los temas, escuchar a los demás, nos ayuda mucho a crecer como personas y como comunidad de fe.
Y más si, como en la última reunión, lo acompañamos de unas rosquillas tan estupendas como las de la foto (realmente esas fueron las que comimos). La proxima vez, además de rosquillas, habrá café y refrescos.