¡Hola! ¿Pensabais que me había olvidado de la historia de esta semana? Pues no, no me he olvidado, solo que como hoy es “el día” he preferido escribirla hoy mismo.
La historia de hoy es muy muy bonita:
Poco después de la Ascensión de Jesús a los Cielos, el Apóstol Santiago el Mayor sintió que debía seguir el mandato de Jesús de “Id por todo el mundo predicando el evangelio”. Así que decidió ponerse en camino.
Antes de salir fue a hablar con Nuestra Señora la Virgen María que vivía en su casita de Éfeso con San Juan; pues, ya desde el principio, los Apóstoles habían entendido que Jesús nos la había entregado como madre de todos.
A ella, y solo a ella, le contó su idea de ir hasta el fin del mundo al lugar llamado Finisterrae (el fin de la tierra) en la península Ibérica, que entonces era provincia Romana. Ella le dio su bendición y le dijo que le asistiría en esa misión,
Cuentan antiguos documentos que:
[Santiago] “Pasando por Asturias, llegó con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de Castilla, hasta Aragón, el territorio que se llamaba Celtiberia, donde está situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro.
En la noche del 2 de enero del año 40 AD, Santiago se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro cuando “oyó voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol”. La Santísima Virgen, que aún vivía, le pidió al Apóstol que se le construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que “permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio”.
Así que ya veis, Santiago debía estar algo desanimado ya que solo le seguían 8 personas después de haber predicado en una parte grande de la península. A la virgen María, en Vida, le fue concedido ir a animar a su “hijo” y encargarle un proyecto que hizo que se convirtieran miles de personas, que posteriormente evangelizaron España.
Y fue la única vez en vida terrena (antes de la Asunción) que la Virgen hizo algo así, pero fue la primera vez de muchas que la virgen se va a ayudar a sus hijos, que somos todos nosotros.
Aquí os dejo una oración a la Virgen del Pilar:
Santa Madre Virgen del Pilar,
con amor y devoción te hago un llamado,
para que escuches mi humilde oración;
te pido que me protejas siempre,
y cuides de mis padres y hermanos;
no me desampares cuando tenga miedo;
ni permitas que conozca el hambre, la guerra ni las enfermedades,
guía mis obras y pensamientos para que sean dignos de Cristo,
para que crezca por el camino correcto y no me pierda ni desvíe,
bendíceme y protégeme siempre. AMÉN.