Hola, soy José y he empezado ayer la catequesis. Quiero contároslo todo.

Como me cuesta un poco esto de escribir en el ordenador, yo se lo dicto a mi hermana Clara y ella, que es la mejor hermana del mundo, os lo va a escribir.

Ayer hacía un día muy bonito y mis papás y Clara me llevaron al cate. Yo tenia muchas ganas y muchos nervios a la vez. De la que entramos nos miraron la temperatura con un termómetro de esos de pistola y me echaron gel en las manos.

Vimos la peli de la “Oveja perdida” de “La casita sobre la roca”, a mi me gustó mucho.

Tras la peli pasaron lista y mi catequista es un señor, yo pensé que los catequistas eran todos señoras pero el mío es un señor, es muy simpático, explica muy bien las cosas y contesta a todo lo que le preguntamos.

Fuimos a la clase y empezamos a decir nuestros nombres, y le preguntamos qué íbamos a hacer allí, si podíamos ir al parque, si podíamos dibujar…

Él nos dijo que cada cosa a su tiempo, signifique lo que signifique eso. Entonces nos preguntó para qué estábamos allí. Y alguien contestó que para “hacer la catequesis” y otro “para saber de Jesús”, entre otras muchas cosas.

El catequista nos dijo que igual que nosotros vivíamos en una familia y nos queríamos mucho, allí íbamos a descubrir que vivíamos en una familia más grande con un Papá, una Mamá y un hermano mayor que es Jesús.

Después nos llevó a hablar con Jesús a la capilla. Nos enseñó a saludarle con un saludo especial que se llama genuflexión. El primero de los niños se arrodilló en una cosa que hay delante de la silla y todos hicimos lo mismo.

Nos dijo que Jesús estaba allí y señaló un cofre que tenía una luz encendida cerca. Nos dijo que se llamaba sagrario y que para hablar con Jesús teníamos la oración.

Entonces llegaron unos niños de tercero con su catequista, esa sí es señora, preguntó que si podían unirse a la oración y saludaron a Jesús igual que nosotros. Juntos rezamos un Padrenuestro y nos sentamos.

Nuestro catequista nos empezó a explicar todo lo que hay en la capilla, el sagrario, el altar, la cruz, la virgen María.

Entonces un niño dijo: “Ésa no es la Virgen María es la Virgen de Covadonga, que lo sé yo, que la fui a ver con mis papás”.

El catequista le preguntó si él se había vestido igual ayer que hoy o si va igual vestido para ir al cole que al parque y, aunque el niño le pareció rara la pregunta, le respondió que no, que se vestía distinto.

Entonces él nos explicó que la Virgen María es la mamá de Jesús y la madre de todos y que, como la queremos tanto, en cada sitio la vestimos como más nos gusta y le damos un nombre cariñoso. Y que la Virgen del Carmen, la de Covadonga, la del Pilar, la de Guadalupe y muchas más son todas la misma.

Otro niño señalando el crucifijo le preguntó que por qué estaba Jesús sangrando y él nos dijo que porque nos quería mucho, pero antes de que pudiese explicarnos más, otro dijo que le faltaba el agujero de la lanza y la corona de espinas, en la iglesia del pueblo de los abuelos la tenía.

El catequista explicó que el artista que había hecho este Cristo prefirió centrarse en otras cosas como su mirada hacia nosotros, éste es el Cristo de la misericordia.

La otra catequista pidió contarnos una historia muy bonita, no os la cuento toda por que esto se alargaría mucho, pero lo importante de la historia es que en la cruz, donde parece que Jesús está, no está; es como una foto un recuerdo. Y, sin embargo, en el sagrario, donde no parece que está, sí que está.

Alguien dijo que cómo se podía meter ahí Jesús. Yo lo sé por que este verano fui monaguillo, pero preferí que se lo explicara el catequista, que lo hizo muy bien y dijo que, si lo queríamos ver, fuésemos a misa el domingo y nos fijásemos en la consagración. Aunque él lo explicó todo yo no lo voy a poner aquí.

A la catequista alguien le pregunto qué le habían regalado el día de su primera comunión y ella le dijo: ” El regalo más grande que recibí ese día que fue recibir a Jesús y saber que Dios me ama y que podía recibirlo siempre”.

Los mayores rezaron todos un poquito y se fueron. Después nosotros también lo hicimos, pedimos por nuestros papás, que se acabe del todo el coronavirus, un niño dio gracias por la comida yo di gracias por el catecismo y mi familia.

Después volvimos a la clase recogimos todo y nos fuimos un poquito ¡¡¡al parque!!!

Allí fueron mis papas que se quedaron hablando con mi catequista. Me gusta esto del Cate y recordad que nos vemos a las 12 en misa!!!