Dejad que los niños se acerquen a mi

Hola Amigos.

Acabo de llegar de la fiesta de la catequesis en la Quinta, nos lo hemos pasado muy bien.

Allí estábamos todos los peregrinos con mis abuelos, los papás, los catequistas…

Primero tuvimos una misa, allí en la cancha al aire libre y la verdad es que hoy fue fácil portarse  bien. Habían preparado un altar muy bonito y en el evangelio Jesús decía “Dejad que los niños se acerquen a mí… el que no sea como un niño no entrará en el reino de los cielos“. El sacerdote nos dijo que eramos amigos de Jesús y que había que seguir siéndolo todo el año, que Jesús nos escucha a los niños cuando pedimos cosas porque una niña le había dicho que ella había rezado para que se pudiera celebrar la fiesta y allí estábamos celebrando la misa y no llovía.

Luego comimos todos juntos, los abuelos y los papás juntaron unas mesas para poder estar todos los peregrinos cerca y allí, al lado de la abuela, nos pusimos los peregrinos y compartimos lo que habíamos llevado de comer: empanada de picadillo, tortilla de patatas, pollo, ensalada, patatitas, galletas saladas, frutas, torrijas… y habían puesto de beber agua y pepsi y kas.

Cuando estábamos comiendo alguien fue a tomarle el pelo a mi abuela.

¡¡Vaya como os estáis poniendo los peregrinos eh!! Hala venga a comer y beber ¿O es que hoy no estáis de peregrinaje.

Mi abuela se río, pero antes de que ella pudiera contestar Tomás le dijo a esa persona.

¡Es que no lo ves!… aquí estamos junto al lago de galilea con el Señor que nos ha dicho que el que no sea como nosotros, no entrará en el reino de los cielos.

La abuela se sonrío y el señor le contesto.

Anda y es verdad y por la mesa veo que aquí también sucede lo de la multiplicación de los panes y los peces.

La abuela le dijo entonces a Tomás que muy bien y al señor que si quería ser un peregrino con nosotros sólo tenía que venir a la misa de niños.

Luego, hubo piñatas muy divertidas y  un sorteo. A mí me tocaron unas palas de lacrosse o algo así pero muy guays.

Algunos contamos chistes y lo pasamos muy bien.

Al final la abuela nos recordó que los peregrinos seguiamos, que este verano tenemos mucho que hacer todos juntos cada domingo en la misa y prometió llevarnos a Betania, a Samaría y por toda Galilea.

Tratare de contároslo

Y aqui las fotos de lo bien que nos lo pasamos: