“MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE”
El papa Francisco, el día 11 de abril, víspera de 2º Dcomingo de Pascua en que se celebra por iniciativa de San Juan Pablo II “el día de la Misericordia” ha convocado un Jubileo Extraordinario.
En la BULA (así se llama el documento por el que convoca el jubileo) “Misericordiae Vultus” (“Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre”) nos dice las razones y los tiempos de este Jubileo:
Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.
El Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Esta fiesta litúrgica indica el modo de obrar de Dios desde los albores de nuestra historia. Después del pecado de Adán y Eva, Dios no quiso dejar la humanidad en soledad y a merced del mal. Por esto pensó y quiso a María santa e inmaculada en el amor (cfr Ef 1,4), para que fuese la Madre del Redentor del hombre. Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona.
En la fiesta de la Inmaculada Concepción tendré la alegría de abrir la Puerta Santa. En esta ocasión será una Puerta de la Misericordia, a través de la cual cualquiera que entrará podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza.
El por qué de la fecha del comienzo:
He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran significado en la historia reciente de la Iglesia. En efecto, abriré la Puerta Santa en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento. Para ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Los Padres reunidos en el Concilio habían percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible. Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo habían recluido la Iglesia en una ciudadela privilegiada, había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo. Una nueva etapa en la evangelización de siempre. Un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe. La Iglesia sentía la responsabilidad de ser en el mundo signo vivo del amor del Padre.
La fecha de la clausura del Jubileo
El Año jubilar se concluirá en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016.
En ese día, cerrando la Puerta Santa, tendremos ante todo sentimientos de gratitud y de reconocimiento hacia la Santísima Trinidad por habernos concedido un tiempo extraordinario de gracia. Encomendaremos la vida de la Iglesia, la humanidad entera y el inmenso cosmos a la Señoría de Cristo, esperando que derrame su misericordia como el rocío de la mañana para una fecunda historia, todavía por construir con el compromiso de todos en el próximo futuro.
¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! A todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros.
Las obras de misericordia
Este año va a ser el «tema estrella» esto de la misericordia. Y no está mal.
Aunque lo de tema estrella suena demasiado mediático, demasiado coyuntural y demasiado efímero, como ocurre con tantas modas.
Ahora toca hablar de misericordia, como en otro momento tocará hablar de justicia, amor, paz o bienaventuranza. Sería un error plantearnos así las cosas. El evangelio tiene pilares fundamentales que nunca deberían apagarse o silenciarse. Entre ellos, sin duda, la misericordia es clave.
Este jubileo que comenzamos es ocasión para recordarlo. No para que ahora sea tendencia y luego se olvide. Sino para que ahora lo recordemos, y siempre lo vivamos.
Ese es el sentido que tiene dedicar una serie a las obras de misericordia.
Misericordia alude a la capacidad de vibrar y compadecerse con las fragilidades y miserias ajenas.
Pero no basta vibrar. Hay que actuar.
En un contexto donde se percibe demasiado a menudo el egocentrismo y el egoísmo como camino para salir adelante, la llamada a abrirse a los otros es trasgresora.
Si el amor ha de ponerse más en las obras que en las palabras.
¿Cómo entender hoy unas urgencias que en distintos contextos son diferentes? ¿Cómo llevar a la práctica las Obras de Misericordia hoy?
¿A quién hay que alimentar, acoger, o vestir?
¿A qué enfermos hay que atender en un mundo de hospitales y servicios públicos diversos?
¿Qué significa hoy enterrar a los muertos, en un mundo donde todos los procedimientos están estandarizados?
¿Hasta qué punto hay que seguir soportando a las personas molestas?
¿Qué diferencia hay entre las obras llamadas corporales y las espirituales?
Todo eso, y otras cuestiones, intentaremos ir desplegando en las próximas semanas, con las intuiciones, sensibilidad y perspectiva diferente de un buen grupo de creyentes que buscan y proponen.
El catecismo de las obras de misiericordia.
Obras de Misericordia Corporales y Espirituales
Al amar al prójimo desde Dios, hay un flujo de gracia invisible, que viene de Dios y que va más allá de la ayuda misma que se está dando.
Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf Is 58, 6-7: Hb 13, 3).
En total son 14: 7 Corporales y 7 Espirituales.
OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA
- Dar de comer al hambriento
- Dar de beber al sediento
- Dar posada al necesitado
- Vestir al desnudo
- Visitar al enfermo
- Socorrer a los presos
- Enterrar a los muertos
OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA - Enseñar al que no sabe
- Dar buen consejo al que lo necesita
- Corregir al que está en error
- Perdonar las injuria.
- Consolar al triste
- Sufrir con paciencia los defectos de los demás
- Rogar a Dios por vivos y difuntosLas Obras de Misericordia Corporales, en su mayoría salen de una lista hecha por el Señor en su descripción del Juicio Final.Y ¿de dónde sale la lista de las Espirituales?La lista de las Obras de Misericordia Espirituales la ha tomado la Iglesia de otros textos que están a lo largo de la Biblia y de actitudes y enseñanzas del mismo Cristo: el perdón, la corrección fraterna, el consuelo, soportar el sufrimiento, etc.