¡Hola! ¿Qué tal estáis?

Yo ya he vuelto del pueblo. Me lo he pasado tan bien que casi no os escribí, pero quiero contaros una cosa más.

En el pueblo también íbamos a misa. El sacerdote del pueblo es muy amable, es un sacerdote muy mayor, pero su mirada es joven y alegre.

Mis abuelos fueron a presentarnos el primer domingo que fuimos a misa. El segundo domingo paso algo muy curioso, después de la misa, el sacerdote se acercó a mi hermano y le dijo:

-¿Te gustaría ayudarme en la misa y ser monaguillo?

Mi hermano, que nunca lo eligen para nada, sonrió y dijo que si.

Pero claro a mi me dio un poco de envidia, a mi también me había visto y yo he leído en misa muchas veces… No le conté a nadie lo que sentía, pero mi abuela se dio cuenta.

Mi abuela me dijo que el viernes llevaría yo al canijo a aprender lo que tenía que hacer; yo no estaba muy contenta, pero, por no ponerla triste, le dije que sí.

Cuando llegamos allí, estaba una señora de la edad de mi abuela que a la que llaman Nori (se llama Honorina). En cuanto me vio me dijo:

-Así que tú eres Clara, la nieta de Marta, ¿te gustaría ayudarme?

Yo la verdad es que no tenía muchas ganas porque aún estaba celosa de mi hermano, pero como no tenía otra cosa que hacer hasta que acabaran, pues le dije que sí. Preparamos el mantel, lavamos los purificadores y corporales (ya os contaré lo que son). Retiramos las flores marchitas y pusimos flores nuevas. Recogimos el dinero de los cepillos, lo contamos y lo pusimos en un sitio de la sacristía. Y, mientras hacíamos todo esto, ella me lo iba explicando todo. Tanto que se me pasó la tristeza; en un momento determinado Nori me recordó unas palabras de Jesús: “El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea esclavo de todos” (Mc 10,43b-44). Me hice muy amiga de Nori y, ahora, la ayudo siempre.

Los domingos, cuando mi hermano es monaguillo, yo estoy muy orgullosa de lo bien que lo hace y, sabéis, también ayudo a Nori a pasar la cesta y lo hago con una sonrisa como ella me ha enseñado.

. Mi hermano ya se ha apuntado a catequesis y él os contará todo lo que pase (yo le voy a ayudar). Me apuntaré a confirmación, que este curso se puede desde los 12 años pero de ahí os contaré menos, será mejor que os apuntéis conmigo.

Hoy, día de Nuestra Señora de Covadonga y cumpleaños de la Virgen, os veré en la misa de San Pedro, ¡tengo unas ganas!