Hoy es viernes de Dolores
Hasta la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, la liturgia
católica celebraba este viernes antes del Domingo de
Ramos, o viernes de Pasión, una fiesta mariana a la
Virgen Dolorosa, o también popularmente “Fiesta de los
Siete Dolores del Virgen María”
Se pedía al pueblo cristiano que contemplara a la Virgen
María acompañando a Jesús en su Pasión y Cruz. Como la
fiesta litúrgica de esta advocación de la Virgen “Nª. Sra. de
los Dolores” se celebra propiamente el día 15 de
septiembre, al día siguiente de la fiesta de “La exaltación
de la Santa Cruz que es el día 14 de septiembre, el concilio
la suprimió como fiesta litúrgica para que no hubiera
duplicados, pero el pueblo cristiano siguió conservándola
en muchos pueblos y naciones celebrando una procesión
con su imagen que nos prepara para el clima religioso de la
Semana Santa.
Los Siete Dolores o también “Angustias” de la Virgen son:
1ª. La Profecía de Simeón cuando la presentación en el
templo (Lc. 2, 22-35)
2º. La huida a Egipto (Mt.2, 13-15)
3º. La pérdida del Niño en el templo (Lc 2, 41-50)
4º. El encuentro con Jesús en la calle de la amargura
(estación del ViaCrucis)
5º. La crucifixión de Jesús (Jn 19, 25-30)
6ª. El descendimiento del cuerpo de Jesús de la Cruz (Mc
15, 42-46)
7º. La sepultura de Jesús. (Jn.19, 38-42)
Aunque son de devoción popular, todos estos siete dolores
y angustias los encontramos en los relatos de la pasión de
los cuatro evangelistas.
Podemos levantar nuestro corazón a esta Madre de
Dolores pidiéndole, que ella que sabe lo que es el
sufrimiento humano y que tuvo que consufrir con su Hijo
Jesús, nos ayude e interceda por nosotros en este dolor y
sufrimiento que atravesamos. Como a ella, una espada de
dolor, de incertidumbre, atraviesa nuestro corazón
Le suplicamos con confianza que vuelva a nosotros esos
ojos misericordiosos y maternales. Que alivie a los
enfermos, que pase este cáliz de amargura y pronto
recuperemos la vida sana, que sea también una vida
nueva, donde Jesús y su evangelio sean el centro de
nuestra vida.
Como a ella, una espada de dolor, de incertidumbre,
atraviesa nuestro corazón.
Lectura del santo evangelio según san Juan 19,25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su
madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y
María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto
quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Palabra de Dios
Oración
María, Madre de Jesús y Madre nuestra:
Estamos a las puertas de la Semana Santa
en la celebramos la pasión, muerte
y resurrección de Jesús.
Nadie como tú vivió tanto sufrimiento y dolor
y nadie con tú sintió tanto gozo
y alegría al verle resucitado.
Hoy celebramos con devoción popular tus dolores,
esos momentos que nos cuentan los evangelios
en los que tuviste que afrontar tanto dolor y angustia.
No hay mayor dolor que ver
sufrir y morir al hijo de las entrañas.
Y sin causa justificante, sino por hacer el bien.
Por eso te llamamos Dolorosa.
Te sabemos firme durante todo el calvario
y al pie de la cruz.
Tu amor de madre te sostenía,
porque sabes que el amor
es más fuerte que la muerte.
Tú Hijo Jesús es el vencedor del mal y de la muerte.
Danos hoy fortaleza, consuelo, fe y esperanza.
Atravesamos un momento de calvario en nosotros.
Son muchas las personas envueltas en el dolor.
Intercede por nosotros
para que Jesús nos libre de todo mal
y nos haga gustar y gozar una vida nueva
que ponga siempre el sentido,
la orientación y la esperanza en él. Amen