DÍA MUNDIAL DEL ESPÍRITU
El calendario del año está lleno de Jornadas y Días Internacionales o Mundiales sobre
diferentes acontecimientos, problemas, enfermedades, situación del planeta,
colectivos de personas, alimentos…La mayor parte de estas jornadas han sido
propuestas a la ONU o por la ONU. Repasando este mes de junio tenemos que celebrar
el Día Mundial del Medio Ambiente, de los Océanos, contra el Trabajo Infantil, del
Donante de Sangre, de las Viudas, del Yoga, del Solsticio (¡cómo no!), de la
Administración Pública… y hasta del Parlamentarismo, donde lo haya y no imperen
gobiernos autocráticos tan conocidos e incompresiblemente soportados, demasiado
actuales para estas alturas de la historia. Se trata de sensibilizar y llamar la atención
sobre esas cuestiones o retos y la necesidad de colaborar para su logro o remedio.
Entre tanta variedad echo de menos una que me parece fundamental: “La Jornada o
Día Mundial del Espíritu”, con la importancia que tiene para la vida humana, de tal
manera que el “espíritu” es el que nos identifica y nos distingue. En el espíritu, en la
vida interior, en la espiritualidad en sentido amplio, en el alma como dice el pueblo,
está la riqueza humana y personal. En nuestro espíritu reside la autoestima, esa
valoración que debemos tener de nosotros mismos. Comentan los sicólogos que anda
un tanto baja y pesimista. Lo retratan la enormidad de antidepresivos que se
consumen. De ese interior espiritual brota y surge la necesidad de trato y relación con
los demás que se concreta en la fraternidad, la amistad, la solidaridad. La grandeza de
la persona se mide por la bondad de su corazón, por el espíritu que le mueve, por la
grandeza de su alma.
El próximo Domingo es la gran fiesta cristiana de Pentecostés, la efusión del Espíritu
Santo sobre los discípulos de Jesús, que transformó en testigos valientes aquellos
amigos miedosos para emprender la gran gesta de sembrar el evangelio de la dignidad
de la persona por el mundo entero, gesta que sigue viva después de dos mil años.
Nada se le puede igualar. Todo por la fuerza del Espíritu.
Deberíamos proponer a la ONU crear la Jornada del Espíritu y festejarla este día de
Pentecostés. Hasta el nombre tiene buen marketing. El Espíritu Santo que nos envía
Jesús da sentido a nuestra vida, ilumina su misterio, le da esperanza y nos revela que
somos hijos de Dios, no fruto del azar, lo que eleva notablemente nuestra autoestima.
Y además enardece nuestro corazón para algo tan necesario como amar a los demás y
colaborar por una sociedad más fraterna y solidaria. A la vista del mundo en que
estamos y la situación anímica que padecemos, es urgente celebrar el Día Mundial del
Espíritu. Tenemos que cuidarlo mucho más. Pentecostés es su día.