La Palabra en el tiempo 65

“Mens sana in corpore sano”, es una máxima antigua que sigue vigente.
Aunque esté en latín, no necesita traducción. Así es conocida y citada hoy. Lo
que no es tan sabido es que su autor es el poeta romano de finales del siglo I,
Juvenal. Se encuentra en una de sus Sátiras. La cita más completa es:
“Orandum est ut sit mens sana in corpore sano”, “Se debe orar (a los dioses)
para que nos concedan una mente sana en un cuerpo sano”. Es una crítica al
ambiente corrupto del aquel Imperio y una llamada al cuidado intelectual y
espiritual que repercutirá en un organismo sano y atlético.
Ahora que estamos a las puertas de los Juegos Olimpicos, su fundador, Pierre
de Coubertin, se sirvió de ella para difundir el amor al deporte.
En la actualidad, se tiene casi obsesión por cuidar la salud y vivir felizmente,
pero se olvida y se descuida la influencia que tiene el espíritu, la dimensión
espiritual de la persona, para la salud integral, la de la mente y la del cuerpo,
y la influencia que tiene la primera, la del espíritu, en lo somático. Muchas
veces el deterioro personal comienza a entramparnos por no encontrar o
perder el sentido de la vida, o por carencia de amor sincero, o torturados por
una culpabilidad sin perdón, o egoísmos y miedos irracionales.
La pandemia que todavía estamos sufriendo ha agravado esta situación,
provocando en muchos estrés, miedos e inseguridad. Tanto, que la
Universidad de Comillas ha creado una aplicación gratuita, “Sperantia.App”,
que ofrece orientaciones psicológicas personalizadas a los que deseen
ayudarse con ella.
En esa dimensión espiritual puede entrar de manera importante la fe. El
amor de Dios acogido en nuestro corazón y el amor a Dios da paz y ahuyenta
esos espíritus malignos que nos desazonan. La experiencia de Dios es la que
puede iluminar todo nuestro interior y repercutir en una vida sana.
En el evangelio de San Marcos del próximo domingo se nos dice que Jesús no
puedo curar y hacer milagros en su pueblo, entre los suyos, por les faltaba fe.
Conviene reflexionarlo.