¡Viernes Santo!. Pronunciar estas palabras juntas produce respeto. Trae a la memoria uno de los acontecimientos más sobrecogedores de la historia de la humanidad: La muerte en cruz de Jesús de Nazaret, condenado después de haber hecho el bien y encender una luz para encontrar sentido a la vida. Murió perdonando: “perdónales porque no saben lo que hacen”
La ONU tiene un calendario anual en el que nos advierte y sensibiliza sobre actitudes, situaciones y problemas que necesita mejorar la humanidad. Así celebra el “día contra el cáncer”, el de “la discriminación cero”, “la jornada de la Madre Tierra”, de “la donación de sangre”…
Este día sagrado de Viernes Santo debiera de ser “el día del perdón y de la compasión”. Necesitamos perdonarnos para hacer posible e indispensable en la convivencia humana “la caridad y amistad social”. Necesitamos compadecernos -“padecer con”- de tantas personas excluidas, empobrecidas, violentadas, ultrajadas, expatriadas, malcompradas y malvendidas, explotadas, engañadas,… Este mundo nuestro necesita toneladas de perdón y compasión si quiere sobrevivir con dignidad, con entendimiento y fraternidad.
El símbolo universalmente conocido es la Cruz. De patíbulo y escarnio, Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, lo transformó en signo de liberación y redención. El mundo está lleno de cruces. Nos obligan a recordar que muchas, muchas personas sufren. Para creyentes y cristianos son la memoria de que Dios sufre con ellos. La Cruz es fuente de misericordia y reclamo de amor y de compasión.
Hay oscuros intentos de quitarla de la vista pública. Incomoda el realismo de su significación. En vez de derribar cruces, sería mejor manifestar un compromiso claro y eficaz de aliviar a los crucificados.
¡Viernes Santo!. Cada día es más urgente celebrar una “jornada mundial del perdón y compasión”.
¡Viernes Santo!. Pronunciar estas palabras juntas produce respeto. Trae a la memoria uno de los acontecimientos más sobrecogedores de la historia de la humanidad: La muerte en cruz de Jesús de Nazaret, condenado después de haber hecho el bien y encender una luz para encontrar sentido a la vida. Murió perdonando: “perdónales porque no saben lo que hacen”
La ONU tiene un calendario anual en el que nos advierte y sensibiliza sobre actitudes, situaciones y problemas que necesita mejorar la humanidad. Así celebra el “día contra el cáncer”, el de “la discriminación cero”, “la jornada de la Madre Tierra”, de “la donación de sangre”…
Este día sagrado de Viernes Santo debiera de ser “el día del perdón y de la compasión”. Necesitamos perdonarnos para hacer posible e indispensable en la convivencia humana “la caridad y amistad social”. Necesitamos compadecernos -“padecer con”- de tantas personas excluidas, empobrecidas, violentadas, ultrajadas, expatriadas, malcompradas y malvendidas, explotadas, engañadas,… Este mundo nuestro necesita toneladas de perdón y compasión si quiere sobrevivir con dignidad, con entendimiento y fraternidad.
El símbolo universalmente conocido es la Cruz. De patíbulo y escarnio, Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, lo transformó en signo de liberación y redención. El mundo está lleno de cruces. Nos obligan a recordar que muchas, muchas personas sufren. Para creyentes y cristianos son la memoria de que Dios sufre con ellos. La Cruz es fuente de misericordia y reclamo de amor y de compasión.
Hay oscuros intentos de quitarla de la vista pública. Incomoda el realismo de su significación. En vez de derribar cruces, sería mejor manifestar un compromiso claro y eficaz de aliviar a los crucificados.
¡Viernes Santo!. Cada día es más urgente celebrar una “jornada mundial del perdón y compasión”.