Es preocupante la bajada de la curva estadística de católicos creyentes y practicantes en España. En 10 años ha descendido 10 puntos, desde el 77% al 67%. A punto por año. Y de estos, únicamente el 22% es practicante. Es más alarmante todavía si ponemos el foco en los jóvenes. Solo el 43% se confiesan creyentes y un mínimo, el 10%, practicantes. Es lo que vemos en las iglesias de nuestras parroquias. Contrasta con el número alto de alumnos que van a colegios de matriz católica o concertada, e incluso teniendo en cuenta los que libremente reciben enseñanza religiosa en los colegios públicos.
Estamos obligados a abrir una reflexión, responsables de la iglesia, educadores y familias para analizar y revisar las cusas de este fenómeno. No podemos echarle la culpa a la Persona de Jesús y a su evangelio, diciendo que no es interesante para las personas de hoy, especialmente para los jóvenes porque ellos viven otra cultura.
La Persona de Jesús y su Palabra es para todos los tiempos y para todas las culturads. Así ha sido a lo largo de la historia. Hemos de preguntarnos si sabemos roturar el campo y sembrar la semilla. Si ofrecemos la mejor semilla y de la mejor manera, con creatividad. El próximo domingo, escucharemos la parábola del sembrador. Hay que sembrar sin descanso, aún en pedregales y entre espinos, pero sin miedo, con convicción, con más entusiasmo.