A Jesús le gustaba explicar las cosas con unas historias que eran como cuentos que se llamaban parábolas, esta semana en la catequesis nos explicaron la del hijo prodigo. Era de un chico que tenía mucha prisa en marcharse de su casa y le pidió a su padre que le diese el dinero de la herencia porque se iba a marchar.
Su padre se lo dio y el hijo se lo gastó todo en fiestas, mientras tenía dinero no le faltaba gente a su alrededor. Cuando se le acabó ya nadie quería saber nada de él. Pasó mucha hambre y se dedicó a cuidar los cerdos de otro señor. Como pasaba hambre y necesidades decidió ir al encuentro de su padre y decirle “Padre he pecado contra el cielo y contra ti no merezco ser llamado hijo tuyo”.
Cuando aún estaba lejos de su casa, miró hacia allá y vio a su padre que estaba esperando su regreso, nada más verle su padre le dio un abrazo y le hizo una fiesta.
El hermano mayor que estaba en el campo no quería entrar a la fiesta pero su padre salió a buscarle y le dijo: Hijo yo estoy siempre contigo y todo lo mio es tuyo pero hoy nos ha regresado tu hermano a la vida, porque estaba muerto y ahora vive.
Nuestra catequista nos explico que el sacramento de la reconciliación es como el abrazo del Padre y el hijo y que cada vez que nos vamos a confesar, si lo hacemos bien y con sinceridad, hay una fiesta en el cielo.
Me gustó tanto la historia que estuve un poquito distraída cuando la catequista nos explicó el resto, mi abuela vino a buscarnos a la salida y le contamos lo del hijo pródigo. Alicia le pidió a la abuela que nos explicase que había que hacer para hacer una buena confesión.
Entonces los peregrinos nos sentamos en el campo Valdés en un banco con la abuela y ella nos lo explico muy bien.
- Examen de conciencia .- Eso es pensar muy bien que pecados tenemos, en nuestro libro hay un examen de conciencia que podemos usar, es muy importante dedicarle un tiempo. Y nos dijo que en lo del hijo pródigo es cuando el hijo se da cuenta de todo lo que ha hecho mal y decide ir a pedirle perdón a su padre.
- Dolor de los pecados. Sentimos haber actuado así y nos damos cuenta de lo que hemos hecho, en el hijo pródigo es cuando el hijo se acuerda de lo feliz que había estado en casa de su padre y a donde le había conducido irse de allí.
- Propósito de la enmienda. Que es no querer volver a hacerlo más y pedirle ayuda a Dios para conseguirlo. En el hijo pródigo es cuando decide volver a casa de su padre.
- Decir los pecados al confesor. Le decimos al sacerdote en confesión nuestros pecados. En el hijo pródigo es cuando el hijo le dice a su padre he pecado contra el cielo y contra ti.
- Recibir la absolución, el sacerdote nos dice “Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo” . El padre abraza al hijo.
- Cumplir la penitencia. Un pequeño acto ya sea una oración o alguna cosa que el sacerdote nos pide. El hijo se queda a vivir con el padre.
Cuando la abuela acabo de hablar Silvia le dijo que a ella que es que le daba mucha vergüenza, por que que iba a pensar de ella el cura. Entonces la abuela nos explicó que el sacerdote nunca nos va a juzgar, primero por que seguramente el también cometió pecados alguna vez y segundo por que los sacerdotes no juzgan, sino que se alegran de que nos arrepintamos y que haya una fiesta en el cielo.
Tomás dijo: bueno pero si Dios nos quiere tanto y nos perdona siempre que si no basta con pedirle perdón a Él sin intermediarios.
Entonces la abuela nos explico que nosotros siempre nos auto justificamos en todo lo nuestro y que así cada vez vemos menos las cosas que hacemos mal, mientras que si lo preparamos y se lo decimos al sacerdote Dios nos envía su gracia través de el y además nos dará buenos consejos que nos ayuden a mejorar.
Yo me confieso todos los meses -dijo la abuela.
¿Tan mala eres? -le pregunto Tomás.
La abuela sonrió y le dijo a Tomas que sí, que ella también cometía pecados pero que la confesión le ayudaba a pedir perdón a Dios y a mejorar, que los grandes santos se confesaban muy a menudo.
Yo ya tengo ganas que llegue el día de la fiesta del perdón, voy a decirle a mamá que me ayude a preparar muy bien el examen de conciencia, y confesarme muy bien para que mi alma quede muy limpia y preparada para recibir a Jesús como el se merece el día de mi primera Comunión.