Covadonga es un lugar de belleza natural insuperable. Roca,
arbolado, agua y cielo se ensamblan en una abrupta armonía
provocando admiración y sorpresa y arropando a la Basílica,
la de piedra sonrosada, que injertada en la montaña, alza la
doble llama de su torres gemelas, señalando que aquí Asturias
venera a la Virgen María que en la Cueva del Auseva tiene su
morada.

Covadonga es un lugar histórico donde aconteció algo
importante que tuvo trascendencia para la historia, en el que
fue protagonista Pelayo con un grupo de astures que hicieron
frente –según las Crónicas, contando con la Providencia
divina- a la invasión árabe y tuvo origen el Reino asturiano.
Covadonga ha sido desde hace trece siglos y es hoy un
Santuario al que Asturias peregrina y reza, canta, suplica y da
gracias a la Virgen María, representada en una imagen típica
“pequeñina y galana”
La belleza natural se nos manifiesta quasi-divina, como si
soplara un viento del Espíritu, porque estas montañas
estaban predestinadas para ser la Casa de la Señora, donde
ella ha querido vivir con nosotros y acompañar nuestra vida
derramando gracias infinitas. Covadonga tiene un hálito que
no deja indiferente.
La historia de este lugar y su trascendencia la discuten los
expertos, sabios y entendidos desde diversas ideologías.
Estamos en las vísperas del 13º aniversario de la batalla del

  1. Nuevos hallazgos arqueológicos, paleográficos… avalaran
    un hecho que las Crónicas magnificaron, pero no inventaron.
    Me atrevo a insinuar que en la historia ha habido
    acontecimientos casi ignotos que, como el grano de mostaza,
    han tenido una gran relevancia. Así ha sido el nacimiento de

Jesús, el Hijo de dios, en el establo de Belén. Creó una
civilización, la más adelantada en los derechos humanos.
Por eso me quedo con la afirmación del Papa Juan Pablo II:
“Covadonga es además una de las primeras piedras de la
Europa cuyas raíces cristianas ahondan en su historia y en su
cultura. El reino cristiano nacido en estas montañas, puso en
movimiento una manera de vivir y de expresar la existencia
bajo la inspiración del Evangelio”
Pero por encima de todo, Covadonga es hoy lo que es porque
es un Santuario, lugar de peregrinación del pueblo sencillo,
del pueblo asturiano. Si fuera tan solo un bello rincón natural
donde aconteció hace trece siglos un hecho histórico, ¿tendría
la significación e importancia que ahora se le reconoce?
En estos tiempos soporta un reclamo turístico de primer
orden, es el lugar más visitado del Principado. La presencia
curiosa, superficial, distraída de tanto visitante no debe
perturbar, ni pervertir la sacralidad de este lugar. Covadonga
requiere compromiso y entusiasmo.
Aquí se viene como peregrino, o a ver y unirse con respeto a
una pueblo que, como Isabel en el Evangelio, le dice a María
“Bendita tú entre la mujeres y bendito el fruto de tu vientre,
Jesús” Y le canta: “Bendita la Reina de nuestra montaña. Es
Madre y es Reina”. Ésta es, por encima de todo, su casa.
Javier Gomez Cuesta