Ser catequista es una bonita experiencia, sobre todo si te dejas guiar por el Espíritu Santo. A través de los catequistas y a través de los niños Dios actúa.

Aquí contaremos pequeñas anécdotas que nos han ido ocurriendo a lo largo de los años en las que se ve cómo Él actúa. Hoy empiezo con una que me sucedió hace ya 5 o 6 años.

Tenía un buen grupo de niños, pero tenía uno que evidentemente venía a la fuerza y contra el criterio de alguno de sus padres. Lo traía siempre una tía y pocas veces había ocasión de hablar con ella acerca de su sobrino. Aquellos dos años tenía, afortunadamente, otra catequista conmigo en el grupo.

El niño, quizás, por lo que le decían en su casa, tenía una actitud que dejaba bastante que desear así que, aprovechando que éramos dos catequistas, solía sacarlo de la catequesis; por lo menos los otros niños podían recibir algo de catequesis, y charlé con él de muchas cosas.

Él consideraba que la forma de llamar la atención a su familia era portándose mal. Yo le dije que también podía llamar la atención portándose bien. El caso es que que ese mismo día al salir le pedí que esperara, que le iba a decir a su tía algo bueno de él.

Cuando llegó su tía, no le quedó otra que hablar conmigo, pero como vio que yo sonreía, quizás no tuvo miedo de acercarse.

-Tengo que darte la enhorabuena por tu sobrino -dije, su cara era de un asombro absoluto-. Sí -le dije- tiene unas ideas muy claras, hablo mucho con él y la verdad es que a veces hace unas preguntas y comentarios que me ayudan mucho al dar la catequesis.

Desde entonces procuraba estar más atento y preguntaba todo lo que podía. Y el Espíritu Santo me ayudaba a contestar.

En los últimos días de la catequesis hizo la siguiente pregunta.

-A ver, si uno hace la primera reconciliación y luego la primera comunión y luego no va más ni a misa ni a la Iglesia. ¿Qué pasa?

En ese momento el Espíritu Santo puso una imagen en mi cabeza y supe lo que le tenía que decir:

Una madre tenía dos hijos, a los dos los quería mucho, un día uno de los dos hijos se marchó a Australia, para no volver. 

La madre sigue queriendo igual a los dos hijos y echará de menos al que no está. Tratará de volver a verlo. Pero el que se queda aquí es el que va a disfrutar de los paseos juntos, de los cumpleaños, de las fiestas, de esos momentos especiales, el otro se los perderá. Y esperemos que vuelva y no se pierda el volver a ver a su Madre….

 

 

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