El viernes 1 de junio, cinco chicos de nuestra parroquia recibieron e sacramento de la Confirmación.
Con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los “sacramentos de la iniciación cristiana”.
La recepción de este sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal. Los bautizados “el sacramento de la Confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma quedan obligados aún más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras”
En el rito de este sacramento conviene considerar el signo de la unción y lo que la unción designa e imprime: el sello espiritual. Por medio de esta unción, el confirmando recibe “la marca”, el sello del Espíritu Santo. El sello es el símbolo de la persona, signo de su autoridad de su propiedad sobre un objeto por eso se marcaba a los soldados con el sello de su jefe y a los esclavos con el de su señor.
La Confirmación, en efecto, imprime en el alma una marca espiritual indeleble, el “carácter”, que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo.
De la celebración se deduce que el efecto del sacramento de la Confirmación es la efusión especial del Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los Apóstoles el día de Pentecostés. Por este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal.
Pues entonces, Ana, Jairo, Julio y los dos Martín, son ahora más testigos de Cristo. Están marcados con el sello del Espíritu Santo y las ha imprimido en el alma una marca que les dará fuerza para que sean su testigo. Lo han recibido y este les hará crecer y profundizar en la gracia del Bautismo.
Os dejo aqui el album de fotos de ese día: